Don Bernal no tiene quien lo visite
y le vale verga,
o al menos eso es lo que aparenta
su fortaleza es mucha
pero en su mirada se percibe soledad,
yo lo veo sentado con las putas del puerto tomando una caguama riendo y escupiendo al piso,
como si nada importara
como si todo estuviera escrito y lo único que existiera fuera ese momento,
pero en cada trago y cada suspiro su mirada se queda fija en la nada como la de un tiburón
y cada trago es más largo y cada suspiro es más profundo,
como si algo lo perturbara como si se acordara de algo,
y paso cerca de él y lo saludo
--que pasó don Bernal, pero que bien acompañado, va sacar la ronda o se raja--
y su mirada vuelve a ser la de siempre y me contesta
--muchacho cabrón y gorrón mejor ponte a trabajar o hacer algo de provecho—
las putas sueltan la carcajada y no quedamos cotorreando.
Pensándolo bien yo creo que si le vale verga realmente
y no chilla nomas se acuerda
y cada trago y cada suspiro es solo un momento de reflexión
para que le siga valiendo verga que nadie lo visite.
